La EFSA ha elaborado dichas guías tras la adopción del nuevo reglamento europeo sobre novel foods en diciembre de 2015. El Reglamento, que sustituye al anterior de 1997 y entrará en vigor en enero de 2018, introduce un procedimiento centralizado de evaluación y autorización. Los gestores de riesgos de la UE decidirán sobre la autorización de comercialización de novel foods y podrán solicitar a la EFSA que lleve a cabo una evaluación científica de riesgo para confirmar su seguridad.
Las nuevas guías explican en detalle el tipo de información que los solicitantes deben proporcionar para la evaluación de riesgos. También aclaran cómo presentar esta información antes de que la EFSA pueda evaluar la inocuidad de los novel foods y alimentos de uso tradicional.
Los expedientes deben incluir datos sobre las propiedades compositivas, nutricionales, toxicológicas y alergénicas del novel food, así como información relativa al proceso de producción y los usos y niveles de uso propuestos.
La EFSA aborda en una segunda guía los alimentos de uso tradicional en terceros países (países no pertenecientes a la UE). Los solicitantes deben presentar pruebas de un uso seguro de estos alimentos en, al menos, un país fuera de la UE durante un período de, al menos, 25 años. La EFSA y los Estados miembro evaluarán las pruebas en procedimientos paralelos.
¿Qué es un novel food?
Según la legislación europea, los novel foods se consideran aquellos alimentos o ingredientes alimentarios que no han sido consumidos de manera significativa por humanos en la Unión Europea antes del 15 de mayo de 1997, momento en el que entró en vigor el primer reglamento sobre novel foods.
Dentro de esta categoría, se enmarcan los alimentos de nuevo desarrollo o alimentos producidos a partir de tecnología innovadora, así como los alimentos que tradicionalmente se han consumido fuera de la UE. Algunos ejemplos de novel food incluyen productos agrícolas procedentes de terceros países (semillas de chía), nutrientes de nueva producción (zeaxantina sintética) o extractos de alimentos existentes (proteínas de colza).
Ante todo, los novel foods deben ser alimentos seguros para los consumidores, respetuosos con el medio ambiente y estar debidamente etiquetados para no inducir a error.
La apuesta a punto de una legislación de casi 20 años ha sido necesaria para actualizarse y adaptarse al nuevo cariz de los productos en cuanto a innovación, al conocimiento científico-técnico del momento y a las nuevas necesidades del consumidor. Desde principios de enero de 2016, las empresas disponen de dos años para comprender las nuevas disposiciones y preparar sus planes de innovación para el desarrollo de nuevos ingredientes y productos.
Además de poder continuar con el desarrollo tecnológico y científico de nuevos ingredientes y productos, la revisión de la regulación de los novel foods ha sido necesaria para adecuarla a las nuevas necesidades del sector alimentario facilitando a las pymes la introducción de productos alimenticios procedentes de terceros países y que ya cuentan con histórico de consumo seguro en origen, sin menoscabar los derechos de los consumidores.