Mientras que el sistema FOSHU requiere estudios clínicos y restringe los claims a unos pocos beneficios saludables, el nuevo sistema acepta la revisión sistemática de literatura científica como evidencia para sustentar un claim2. Este cambio ha permitido una flexibilización de los health claims y una apertura del mercado de los alimentos funcionales.
El nuevo sistema Foods with Function Claims (FFC) pone en el mercado productos claramente etiquetados con ciertas funciones nutricionales o de propiedades saludables, permitiendo a los consumidores tomar decisiones mejor informadas. En este contexto, los operadores de empresas alimentarias deben asumir la responsabilidad de proporcionar a los consumidores información precisa y veraz.
Desde abril del 2015 se han aprobado 441 FFC en poco más de un año. Este dato contrasta con los 1.271 productos que habían sido aprobados desde 1991. El 63% de los FFC aprobados están relacionados con el colesterol y el azúcar en sangre (claims ya cubiertos por FOSHU). El 37% restante hace referencia a nuevas áreas como el sueño, estrés, salud ocular y articular.
Este cambio en la regulación es un hito importante en un país considerado como la cuna de la innovación en la alimentación funcional. Japón da una solución a un problema todavía lejos de ser resuelto en la Unión Europea. Después de diez años del reglamento de claims, el efecto conseguido es contrario al que se pretendía privando al consumidor de información sobre la función nutricional o fisiológica en el etiquetado del producto que va a consumir.