Según la legislación europea, los novel foods se consideran aquellos alimentos o ingredientes alimentarios que no han sido consumidos de manera significativa por humanos en la Unión Europea antes del 15 de mayo de 1997, momento en el que entró en vigor el primer reglamento sobre novel foods.
Dentro de esta categoría, se enmarcan los alimentos de nuevo desarrollo o alimentos producidos a partir de tecnología innovadora, así como los alimentos que tradicionalmente se han consumido fuera de la UE.
Algunos ejemplos de novel food incluyen productos agrícolas procedentes de terceros países (semillas de chía), nutrientes de nueva producción (zeaxantina sintética) o extractos de alimentos existentes (proteínas de colza).
Ante todo, los novel foods deben ser alimentos seguros, respetuosos con el medio ambiente y estar debidamente etiquetados para no inducir a error al consumidor.
Esta revisión de la regulación de los novel foods es necesaria para adecuarla a las nuevas necesidades del sector alimentario facilitando a las pymes la introducción de productos alimenticios procedentes de terceros países y que ya cuentan con histórico de consumo seguro en origen, sin menoscabar los derechos de los consumidores. Además de poder continuar con el desarrollo tecnológico y científico de nuevos ingredientes y productos.