Las isoflavonas se encuentran de manera natural en la soja, el trébol rojo y la raíz de kudzu. Aunque su consumo está más arraigado en países asiáticos, en Europa viene siendo objeto de interés desde hace tiempo por sus potenciales beneficios para la salud. Entre ellos, se encuentra su actividad como fitoestrógeno, estructuralmente emparentado con los estrógenos (hormonas humanas).
La revisión llevada a cabo por la EFSA, que ha englobado 43 estudios realizados en humanos y 62 en animales, concluye que no se han registrado daños en la glándula mamaria, útero y glándula tiroidea (los tres órganos considerados en esta revisión).
La Comisión Técnica de Aditivos Alimentarios y Fuentes de Nutrientes Añadidos a los Alimentos (ANS) de la EFSA ha señalado que las conclusiones obtenidas en esta revisión se basan en el supuesto de que la mayor contribución en la ingesta de isoflavonas procede del consumo de complementos alimenticios.
Esta evaluación ha remarcado la necesidad de un sistema armonizado para poder informar sobre el contenido de isoflavonas en complementos alimenticios. Una necesidad de la misma importancia que poder comunicar al consumidor en el etiquetado de las propiedades fisiológicas y nutricionales del producto. De momento, no hay ninguna declaración de propiedad nutricional y saludable relativa a las isoflavonas que se haya aprobado de las 14 solicitudes realizados desde los estados miembro, a pesar de los numerosos estudios realizados sobre el papel potencial de las isoflavones en el mantenimiento de la salud.
1. http://www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/4246