La revista Nutrients ha publicado el estudio titulado "Plasma Carotenoids, Tocopherols, and Retinol in the Age-Stratified (35–74 Years) General Population: A Cross-Sectional Study in Six European Countries" en el que han participado universidades y centros de investigación de Alemania, Holanda, Austria, Bélgica, Grecia, Italia y Polonia. Este estudio ha sido financiado por la Comisión Europea dentro del proyecto “European Study to Establish Biomarkers of Human Ageing”.
El estudio ha analizado la relación entre el nivel de estos micronutrientes con factores como la edad, características demográficas y hábitos dietéticos en 2.118 hombres y mujeres (entre 35 y 74 años) de diferentes países europeos.
Entre las conclusiones del estudio se desprende que una mayor edad se ha asociado con menores niveles de licopenos (carotenoide) y beta-carotenos pero sí con un mayor nivel de alfa-tocoferol (vitamina E) y retinol (vitamina A). Estos bajos niveles pueden darse por una combinación de factores, incluyendo un cambio de hábitos alimenticios, estilo de vida, problemas de biodisponiblidad de los nutrientes, almacenamiento y/o el aumento de la demanda de antioxidantes con la edad. Los mayores niveles de alfa-tocoferol se explican, entre otros factores, por el uso de complementos alimenticios. La ingesta de frutas y verduras y complementos alimenticios ha sido más significativa en mujeres que en hombres y también en no fumadores comparado con fumadores.
Estudios epidemiológicos en Estados Unidos y en Europa relacionan un menor riesgo de las principales enfermedades crónicas asociadas con la edad (enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer) y un aumento de la esperanza de vida con dietas ricas en frutas y verduras y, consecuentemente, con mayores concentraciones sanguíneas de vitaminas y carotenoides.
Algunos micronutrientes ejercen actividades antioxidantes, por ejemplo las propiedades antiinflamatorias de los carotenoides en el bloqueo del oxígeno y radicales libres y los efectos de estabilización de la membrana de la vitamina E. Por tanto, con una esperanza de vida en aumento, parece lógica la necesidad de adquirir hábitos de vida saludables que incluyan una dieta rica en antioxidantes.
En este sentido, en el terreno de la alimentación, las agencias de salud europeas confieren a la vitamina C, vitamina E, vitamina B2, manganeso, cobre, selenio y zinc la propiedad saludable de “protección de las células frente al daño oxidativo”.
Otros antioxidantes alimentarios son los carotenoides (beta-caroteno, luteína, zeaxantina y astaxantina) y polifenoles (catequinas, antocianinas, flavonoides, taninos y procianidinas). Cuando una dieta normal no puede cubrir los niveles óptimos de ciertas sustancias, en el mercado podemos encontrar complementos alimenticios y productos dietéticos que incluyen nutrientes antioxidantes y cuya dosis se basa en estándares nutricionales.