El dióxido de titanio es un colorante natural que se extrae de una roca mineral y se utiliza para para dar brillo, color blanco y opacidad a los productos a los que se añade. Hasta ahora, forma parte de la lista de aditivos alimentarios autorizados por la Unión Europea con arreglo al anexo II del Reglamento (CE) 1333/2008. Sin embargo, se trata de un aditivo que lleva años en el punto de mira ya que, desde su aprobación, la EFSA era consciente de que existían dudas sobre la ausencia total de riesgos, por lo que este aditivo ha sido reevaluado con nuevos análisis.
Tras la petición por parte de la Comisión Europea, la EFSA ha actualizado su evaluación de la seguridad y ha concluido que no se puede establecer un nivel de ingesta admisible (IDA) para el dióxido de titanio, por lo que no puede seguir siendo considerado seguro como aditivo alimentario. Desde el grupo de trabajo de la EFSA sobre el E171 afirman que, “se ha decidido retirar este colorante de la lista de aditivos seguros para el consumo humano no tanto porque se haya demostrado que sea perjudicial, sino porque no se ha podido descartar el riesgo de genotoxicidad. Se trata de una condición indispensable para que la agencia europea pueda atribuirle a cualquier aditivo alimentario un índice de Ingesta Diaria Admisible (IDA) que certifique que su consumo está exento de riesgos en las dosis recomendadas”. Al ser un tema regulado a nivel europeo, las acciones que se acuerden a partir del dictamen científico se aplicarán en los Estados Miembros de la Unión Europea a excepción de Francia, que ya prohibió su utilización en 2020.
A la espera de conocer en detalle la prohibición del dióxido de titanio, desde Afepadi trabajamos para conseguir un periodo transitorio suficiente que permita que los complementos alimenticios afectados puestos en el mercado puedan permanecer hasta la finalización de existencias. Asimismo, recomendamos que las empresas busquen alternativas al dióxido de titanio puesto que, aun estableciéndose un periodo transitorio, se prevé que sea corto y pueden no existir garantías de que se permitan agotar los stocks.