- Vitamina B12: interviene en el correcto funcionamiento del cerebro, la sangre y el sistema nervioso. A pesar de que la cantidad adecuada la obtenemos normalmente a través de una alimentación variada y equilibrada, a partir de los 40 años se reduce el ácido clorhídrico del estómago y aparecen problemas de absorción de esta vitamina. Consumir alimentos fortificados o complementos alimenticios de este tipo puede ayudar a evitarlo.
- Vitamina D: esta vitamina es esencial para absorber el calcio en los huesos y mejorar el estado de ánimo. A pesar de que este tipo de vitamina se obtiene principalmente con la exposición al sol, la capacidad de la piel para absorber la vitamina D decrece con la edad, por lo que se pueden tomar complementos que contrarresten el efecto. No obstante, y por el contrario, hay que tener en cuenta de que una mala absorción promueve el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y crónicas, por lo que es importante no excederse.
- Ácidos grasos omega 3, 6 y 9: los ácidos omega 3 nos ayudan a controlar la presión arterial y el colesterol malo (LDL), dos problemas frecuentes a partir de los 40 años. Por su parte, los ácidos grasos omega 6 mejoran la hidratación de la piel y su cicatrización. Finalmente, los ácidos grasos omega 9 también fortalecen el aumento del colesterol bueno o HDL, ayudan a la correcta función cerebral y al alivio de problemas gastrointestinales.
- Antioxidantes: su función principal consiste en proteger el cuerpo de los radicales libres que se generan a partir de las reacciones biológicas de nuestras células. De entre los antioxidantes más conocidos encontramos la vitamina C, que además también ayuda a mejorar nuestro sistema inmune y a absorber el hierro, nos aporta energía y mejora la producción del colágeno.
- Calcio: es un mineral esencial cuya función consiste en mantener fuertes los huesos y los dientes, interviene en la circulación de la sangre, en el sistema nervioso y en el muscular. Aunque los huesos absorben gran parte del calcio que necesitan antes de los 30 años, a partir de los 40 se comienza a perder calcio lentamente, lo que conlleva riesgo de desarrollar osteoporosis y otras enfermedades relacionadas con los huesos. En este punto los complementos alimenticios se presentan como una buena opción para revertir esta situación.
- Magnesio: entre otros, su papel en nuestro cuerpo consiste en regular la presión arterial, producir energía y absorber el calcio, además de participar en otras reacciones metabólicas del organismo.
- Potasio: interviene en funciones básicas de nuestros músculos y también del sistema nervioso. No obstante, debemos tener en cuenta que un exceso de potasio puede conllevar problemas en nuestra salud, como por ejemplo, complicaciones cardiovasculares y en el sistema gastrointestinal.
- Colágeno: se trata de un nutriente fundamental para la salud de la piel, los cartílagos y las articulaciones, y que el cuerpo va renovando de manera constante. Sin embargo, con la edad se va perdiendo esta capacidad de renovación, por lo que se recomienda tomar complementos que ayuden a esta función.
A pesar de que nuestro cuerpo precisa de todos estos nutrientes para ejercer correctamente sus funciones biológicas, el consumo de complementos alimenticios debe ir siempre acompañado de una alimentación completa y dependerá de las necesidades nutricionales de cada persona y de su estado de salud, que deberá contar con un médico.
