El documento titulado “Cómo los complementos alimenticios pueden contribuir a la salud pública en Europa” concluye que, ante la evidencia científica existente, los complementos alimenticios deberían contemplarse dentro de las políticas de prevención de determinadas enfermedades.
Desde FSE se considera que, a pesar de los esfuerzos realizados por organismos gubernamentales, educadores y, en definitiva, profesionales en la materia, a la hora de concienciar a la población para que lleven un dieta variada y equilibrada que cubra todas necesidades nutricionales, todavía existen grupos de población que no logran una ingesta óptima de nutrientes con el consecuente riesgo que puede tener sobre la salud.
La legislación actual de la UE recoge que la finalidad de un complemento alimenticio es corregir deficiencias nutricionales, mantener una ingesta adecuada de ciertos nutrientes o apoyar funciones fisiológicas específicas. No son medicamentos y, por tanto, no pueden ejercer una acción farmacológica, inmunológica o metabólica. Su uso no está destinado a tratar o prevenir enfermedades en los seres humanos ni a modificar las funciones fisiológicas. Sin embargo, desde FSE se argumenta que el uso de complementos alimenticios en un entorno médico o de salud, reduciría los costes asociados a una atención sanitaria y mejorarían el bienestar de la población.
Complementos alimenticios y gasto sanitario
El informe cifra el gasto corriente en salud en Europa occidental en 1.4 billones de euros anuales en 2015 con una previsión de crecimiento de un 4% hasta alcanzar los 1.8 billones de euros en 2020. Teniendo en cuenta el aumento de la esperanza de vida y el progresivo envejecimiento de la población, el documento advierte que los niveles de gasto llegarán a ser insostenibles.
En el mismo informe se señala que, según el documento “Global strategy and action plan on ageing and health” WHO (2017), cuatro de cada diez enfermedades relacionadas con la nutrición se manifiestan antes de los 70 años y que el 30% de los cánceres y hasta el 80% de las muertes tempranas debidas a enfermedades cardiovasculares, derrames cerebrales y diabetes tipo 2 se podrían prevenir. Además, recogiendo los datos del estudio “Health state life expectancies, UK: 2014 to 216. Office of National Statistics (2017)”, el informe de FSE también apunta que los adultos pasan la última quinta parte de sus vidas con algún tipo de discapacidad o enfermedad crónica. Ante tal evidencia, la entidad europea aboga por soluciones que permitan administrar mucho mejor los costes de atención médica y el bienestar de la población y todo ello pasa por tener en cuenta el papel de los complementos alimenticios.
Desde FSE se apunta además que diferentes encuestas evidencian una ingesta inadecuada de nutrientes. De hecho, una revisión a 21 países europeos descubrió que ninguno cumplía con más del 40% de las recomendaciones para macro o micronutrientes, lo que ilustra lo alejados que están determinados grupos de población de los Valores de Referencia Dietéticos (VRD).
Respecto al Omega-3, las estimaciones a nivel mundial revelan que sólo el 20% de las poblaciones cumplían los objetivos de ingesta diaria recomendada. Estudios encargados por FSE han revelado ahorros significativos en los costes de atención médica (hasta los 64,5 mil millones de euros en 5 años) al proporcionar complementos alimenticios diarios específicos con ácidos grasos Omega-3, fitoesteroles o calcio y vitamina D. Ante estos datos, FSE considera que los hallazgos son difíciles de pasar por alto para los responsables políticos de la UE.
En conclusión, queda demostrado que determinados grupos de la población corren el riesgo de tener una deficiencia de nutrientes o no lograr una ingesta óptima y, como consecuencia, tener un impacto sobre la salud, especialmente para los grupos vulnerables de personas y aquellos que sufren privaciones sociales con unas dietas menos saludables. Desde Afepadi consideramos que el consumo de complementos alimenticios es una forma rentable de cerrar la brecha entre las recomendaciones dietéticas y las ingestas actuales. Los beneficios de la suplementación pueden ayudar a salvar vidas y a reducir significativamente los costos de atención médica. La evidencia científica ya lo ha demostrado. Sólo falta la voluntad política para aprovechar los beneficios de los complementos alimenticios e incorporarlos en las políticas de prevención de determinadas enfermedades.