Aunque el número de personas que aseguran leer las etiquetas de los productos se incrementa ligeramente respecto a 2016 hasta alcanzar la cifra del 47%, más de la mitad de la población consumidora sigue obviando la etiqueta cuando realiza sus compras y no atiende a la información que contiene. Además, acorde con las conclusiones de la Encuesta sobre Hábitos de Consumo 2017 realizada por las asociaciones de consumidores CECU, FUCI, UNAE y CAUCE, el grado de satisfacción y valoración del etiquetado está por debajo del deseado y debería mejorar. La baja percepción del consumidor sobre los datos de la etiqueta se mantiene prácticamente igual respecto a anteriores encuestas. Para un 38% son útiles, para un 24% son poco visibles, un 26% considera que son confusos, un 8% asegura que no lee las etiquetas y, finalmente, para un 5%, los datos no son relevantes.
La etiqueta perfecta
Respecto a cómo debería ser la etiqueta ideal, es decir, aquella que cumpliera con las expectativas del consumidor medio, la mayoría de encuestados opina que debería ser mucho más sencilla (73%). Un elevado porcentaje (71%) expone que el tamaño de la letra debería ser más grande y para un 63%, el vocabulario que se utiliza tendría que ser mucho menos técnico.
Practicidad
Otra conclusión que se extrae de la encuesta es que, a la hora de leer una etiqueta, el consumidor es práctico, discrimina muchos datos que se ofrecen y focaliza su atención en sólo aquellos que le importan.
Para los consumidores, los elementos más importantes de una etiqueta son la fecha de caducidad (65%), la composición/ingredientes (58%) y el precio/oferta (31%). Un dato interesante es que en los últimos doce meses hay una mayor preocupación por conocer el lugar de origen del producto y la información nutricional. Las alertas alimentarias que se han dado en otros países, la creciente tendencia al comercio de proximidad y el aumento de la preocupación por unos estilos de vida más saludables, pueden estar entre las causas principales.
...el consumidor es práctico, discrimina muchos datos que se ofrecen y focaliza su atención en sólo aquellos que le importan.
Desconocimiento
Todavía hay una parte de la población consumidora que sigue confundiendo conceptos básicos que contiene la etiqueta. Un 30% desconoce la diferencia que hay entre la fecha de caducidad y de consumo. Este hecho provoca que, de este porcentaje, un 49% consuma el producto una vez superada la fecha de caducidad y un 32% no lo haga tras alcanzar la fecha de consumo preferente.
Las alegaciones nutricionales en el etiquetado
La Encuesta de Hábitos de Consumo 2017 también recoge datos sobre las alegaciones nutricionales que aparecen en las etiquetas. Más de dos tercios de los encuestados las valoran positivamente, aunque un 16% cree que no son ciertas.
Formar e informar, una necesidad
Desde Afepadi creemos que es fundamental concienciar al consumidor del valor que supone leer las etiquetas. Para lograrlo, hay que hacer una apuesta clara por la formación e información, a través de campañas, que pongan fin al grado de confusión y desconocimiento que todavía genera el etiquetado entre un porcentaje importante de consumidores. Por otra parte, cada uno desde su ámbito de responsabilidad, debería analizar también cómo, desde dónde y cuándo puede mejorar el conocimiento del consumidor medio.